Yoga para una espalda saludable

Yoga para una espalda saludable

Consuelo Serrano. Profesora de Hatha Yoga. @consueloserrano_yoga

Dolor de espalda o cuello

¿Quién no ha sufrido alguna vez dolor de espalda? La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que hasta el 80% de la población mundial padece dolores de espalda o cuello a lo largo de períodos más o menos extensos en su vida.

Ante estos datos resulta evidente que debemos cuidar y fortalecer nuestra espalda. Evitar el sedentarismo y la obesidad y ser conscientes de nuestra postura son unas pautas sencillas que todos deberíamos seguir. Es fundamental prestar atención a cómo nos sentamos, levantamos un objeto pesado del suelo, recogemos algo que se nos ha caído o cargamos las bolsas de la compra. Y, naturalmente, revisar cómo tenemos colocado el ordenador en la mesa de trabajo o manejamos portátiles, tabletas y teléfonos.

Es importante saber que nuestra columna vertebral tiene cuatro curvas naturales -dos lordóticas o cóncavas (cervical y lumbar) y dos cifóticas o convexas (dorsal y sacra)- que otorgan la elasticidad necesarias para realizar los distintos rangos de movimiento y absorber las presiones diarias que derivan de sostener el peso del cuerpo. Es esencial respetar estas curvas procurando que permanezcan equilibradas entre sí.
Sin embargo, todos tenemos unos hábitos posturales arraigados como ir inclinados hacia delante o hundir la cintura proyectando el coxis hacia fuera, por citar alguno de los más habituales. Para evitar que éstos se conviertan en un problema, lo mejor es consultar con un especialista que haga un diagnóstico correcto y proponga una rutina física adecuada.

El yoga, un aliado para una columna en óptimas condiciones.

Una práctica habitual de yoga ayuda a mantener una buena postura o a mejorarla si fuese necesario, combatiendo la tendencia a adelantar la barbilla, rotar los hombros hacia delante o borrar o exagerar las curvas de la columna.
Con la práctica de posturas o asanas de yoga la columna se va alargando, incrementado su estabilidad y flexibilidad. El aumento del espacio intervertebral hace que disminuya la fricción entre las vértebras y que los discos estén más hidratados. Por su parte, la musculatura abdominal y el resto de músculos involucrados, al ganar volumen y tono, ejercen una función amortiguadora y ayudan a sostener el peso del cuerpo, evitando la sobrecarga de la columna.
Además, el yoga contribuye a mantener la movilidad en las articulaciones, retrasando su deterioro, favorece el equilibrio y ayuda a combatir el dolor de espalda o cuello, aspectos todos ellos fundamentales según pasan los años.

Qué duda cabe que una espalda erguida ofrece una imagen juvenil, saludable y elegante, al tiempo que transmite seguridad y confianza. Pero no debemos olvidar que una espalda fuerte y sana no es sinónimo de una espalda recta o marcial: debemos cuidar y preservar las cuatro curvas que hemos mencionado anteriormente.
Durante una clase de yoga, la alineación adecuada en las posturas, junto con las instrucciones precisas del profesor y la práctica consciente por parte del alumno, son cruciales para que la columna obtenga todos los beneficios de esta disciplina. Te invitamos a que lo compruebes en una clase de yoga.

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