Satya en Yoga

Satya en Yoga

Significado y origen

Satya es una palabra sánscrita que se traduce como “verdad, correcto, lo que existe, lo que es, lo verdadero…”. Es también el segundo de los Yamas descritos por Patanjali en sus Yoga-Sûtra (primer texto de yoga conservado integro, escrito en torno a 300-400 d.C.) en el que desarrolla un sistema denominado “Óctuple Sendero del Yoga” cuyos dos primeros pasos son los Yamas y los Niyamas.

Los Yamas son cinco comportamientos que se deben observar tanto con uno mismo como con los demás: Ahimsa (evitar la violencia y respetar la vida); Satya (buscar la verdad y la honestidad); Asteya (no robar, ni aparentar); Brahmacharya (evitar los excesos); y Aparigraha (poseer únicamente lo que se necesita, eludir la avaricia). 

Por su parte, los Niyamas son cinco pautas o hábitos que hay que cultivar: Saucha (mantener la pureza y limpieza interior y exterior); Santosha (estar contento con uno mismo sin caer en la soberbia); Tapas (fomentar la constancia, disciplina y fervor); Svadhyaya (estudiar las escrituras); y Ishvara pranidhana (rendirse a la sabiduría universal). 

El sabio Patanjali nos anima en su obra a meditar sobre la forma de comportarnos con los que nos rodean, recordándonos que nuestros actos repercuten en los demás e invitándonos a ser íntegros, sensatos y ponderados en nuestras relaciones. 

Satya alude a la veracidad en el pensamiento, la acción y la palabra

En el post publicado recientemente sobre Ahimsa, el primero de los Yamas, vimos que se traduce como no hacer daño o negar la violencia, es decir respetar la vida en todas sus manifestaciones y aceptar y tolerar las diferencias que existan. En esta ocasión, vamos a hablar de Satya, íntimamente ligado a Ahimsa.

Satya promueve el respeto a la verdad como norma de conducta tanto en nuestra relación con nuestro ser más intimo y profundo como con los demás. Esta verdad debe ser observada en nuestro discurso, de manera que no mintamos y tampoco nos hagamos eco de falsedades, difamaciones, bulos o habladurías que como tales carezcan de una base sólida y sean pura rumorología. Nos anima a ser precisos y sinceros a la vez que moderados y prudentes para que nuestras palabras no puedan herir por un exceso de celo.

¿Cómo podemos incluir Satya en nuestra práctica de yoga? 

Siendo coherentes con nuestras expectativas en la esterilla, evitando hacer aquellas posturas para las que todavía no estamos preparados -sin que esto vaya en perjuicio de nuestra progresión-, y tratando de armonizar la imagen que tenemos de nosotros mismos cuando practicamos con la realidad. Es decir, lo que nos gustaría ser capaces de hacer con lo que podemos hacer de forma consciente y sin hacernos daño, distinguiendo lo que nos beneficia de lo que nos perjudica. 

Por nuestra parte, como profesores, debemos ser honestos y enseñar solo aquello que conocemos de forma segura, amable y generosa. Teniendo siempre en cuenta la vulnerabilidad de los alumnos que confían en nosotros y se ponen en nuestras manos y buscando el máximo beneficio para ellos en cada clase.

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