La mejor dieta para practicar yoga
La dieta yóguica
En yoga el elemento fuego gestiona nuestra capacidad de digerir, referida tanto a comida como a experiencias. Según la tradición dicho elemento se aloja en nuestro aparato digestivo. Uno de los objetivos de la práctica de asana y pranayama es el de optimizar nuestra digestión. Este hecho tiene repercusiones positivas tanto en la salud física como emocional, puesto que el sistema nervioso alojado en el intestino une las funciones intestinales con los centros cognitivos y emocionales alojados en el cerebro.
Cuando somos capaces de digerir el alimento de forma correcta, nuestro cuerpo se nutre y los niveles de energía se mantienen estables. Cuando esto no es posible se refleja de forma directa en bajos niveles de energía, sistema nervioso alterado, dolores de cabeza, trastornos digestivos y emocionales.
Por otro lado, nuestra capacidad de digerir de forma adecuada las experiencias que la vida nos pone delante significa que somos capaces de hacer frente a los desafíos cotidianos. Cuando carecemos de las reservas y recursos para gestionar dichas experiencias los niveles de estrés empiezan a acumularse. Esto puede dar lugar a que recurramos a la comida para “consolarnos” y escojamos las opciones que mejor pueden nos pueden saber pero que menos nos convienen.
Alimentación en yoga
Los textos yóguicos dividen los alimentos en tres categorías de acuerdo a los gunas (cualidades de la materia):
- Satvica: proporciona vitalidad, energía, vigor, salud, alegría y buen apetito. En este grupo se encuentran los cereales, frutos secos, vegetales, legumbres, fruta. Alimentos preparados de forma sabrosa, fácil de diferir, agradable de sabor y sin demasiada grasa. En general, alimentos frescos con alto contenido en fibra.
- Rajasica: proporcionan dolor, sufrimiento y enfermedad. De sabor amargo, demasiado especiados, picantes o muy salados. Se pueden tomar de forma esporádica.
- Tamasica: proporcionan pesadez, pereza y son difíciles de digerir. En este grupo se encuentran los alimentos demasiado procesados y alejados de su condición original, fritos, con alto contenido en grasa, carbohidratos y azúcar. Mejor no tomarlos nunca ya que tienen un efecto directo sobre el microbioma.
Microbioma o genoma de la microbiota
El microbioma o genoma de la microbiota es uno de los conjuntos de organismos microscópicos (microorganismos) presentes en nuestro organismo. El conjunto de microorganismos, que se denomina microbiota, está compuesto por bacterias, virus y hongos y su peso total se aproximaba al de la masa cerebral. Se ha comprobado que el desajuste del microbioma provoca numerosas patologías que afectan al organismo. Es muy adaptable y puede cambiar rápidamente según el tipo de alimento que ingerimos. Un microbioma saludable implica un sistema inmune fuerte, bajos niveles de inflamación y capacidad digestiva estable. Los microbiomas expuestos a dietas pobres en fibra, estrés, ansiedad, y alimentos poco saludables con alto contenido en grasa y carbohidratos se pueden asociar a casos de problemas cardiovasculares, desordenes digestivos, inflamación e inestabilidad mental.
El intestino y la médula espinal tienen sus propias redes neuronales. Tanto el cerebro como el intestino (el cuál alberga los microbiomas) son extremadamente sensibles a la forma en la que nos relacionamos y desenvolvemos con y en nuestro entorno. Nuestra función cerebral no se desarrolla únicamente en base a la información que recibimos a través de ls órganos sensoriales, también es el resultado de la información que el microbioma envía a través del nervio vago. Es decir, los alimentos que ingerimos envían mensajes al cerebro influyendo en nuestras funciones cognitivas y emocionales. Alimentos poco saludables o difíciles de digerir pueden dar lugar a niveles de energía insuficientes, problemas cardiovasculares, depresión y escasas habilidades cognitivas.
Tan importante es escoger opciones saludables como adecuadas para la digestión. Por ejemplo, el pimiento rojo es rico en antioxidantes y vitamina C, pero para algunas personas resulta difícil de digerir. En Ayurveda se dice que el secreto de una salud vibrante no es lo que comes sino cómo lo digieres. La digestión es una experiencia individual y a veces es necesario un ejercicio de prueba y error hasta dar con lo más adecuado en cada caso. A veces un pequeño ajuste puede dar resultados sorprendentes: eliminar la lactosa o los azúcares procesados puede mejorar la digestión, los niveles de energía y el estado de ánimo.
Los cambios son algo individual, lo que funciona de forma generalizada para algunos puede no ser lo más adecuado en casos concretos. Lo mejor de todo es que estos pequeños ajustes pueden dar resultados positivos de forma inmediata.
El momento de comer puede ser un espacio ideal para el reencuentro consciente: comer sentado, de forma pausada, en horario regular, apreciando el sabor y dando gracias por los alimentos que llegan a tu mesa pueden ayudar de forma significativa en tu proceso digestivo.
Echa un vistazo a los alimentos que tomas cada día y organízalos de acuerdo a las categorías mencionadas más arriba. Intenta que el porcentaje de alimentos sátvicos sea el mayor, que el rajasico (café, especias, chocolate, azúcar) sea menor e intenta evitar los alimentos de carácter tamásico o reservarlos para ocasiones esporádicas.
Una dieta vegetariana puede ser ciertamente saludable, pero no es para todo el mundo o al menos no lo es de manera inmediata.
Aprender a comer de forma adecuada y razonable sin imponer limites extremos ni rígidos es la clave.
Te recordamos que en en nuestro centro, nos ocupamos de darte una oferta integral diseñada por nuestras nutricionistas. Por eso, en nuestro deli puedes encontrar comida sana y elegir si quieres consumirla en el centro o llevártela para comer en la oficina o en casa.
Fuente: One Simple Thing. Eddie Stern